“Este Bolívar tiene todo para lograr grandes cosas”

El argentino de 44 años, amante del rock y de Sabina, tiene 11 años de trayectoria. Dirigió en Argentina, Ecuador, Chile y Bolivia. Debutó en la Libertadores.

04/02/2019 | Pagina Siete

El argentino de 44 años, amante del rock y de Sabina, tiene 11 años de trayectoria. Dirigió en Argentina, Ecuador, Chile y Bolivia. Debutó en la Libertadores.

Paola Calle/ La Paz

Una lesión lo alejó de su sueño de ser jugador, pero no de las canchas. Viene de una familia futbolera. Su padre fue árbitro. Su madre y sus dos hermanas son fanáticas del deporte rey. César Eduardo Vigevani Martínez, rockero y seguidor de Joaquín Sabina, tiene 44 años y es el director técnico del club Bolívar. Hace 11 años arrancó su carrera.

Se formó en las escuelas de fútbol de River Plate de Argentina. Mientras tomaba el curso de entrenador dirigió las divisiones inferiores de ese club, por cuatro años. Después dio el salto. En 2007 viajó a Ecuador, con el plan de llevar al River ecuatoriano a la primera división, el equipo fue comprado por una franquicia Guayaquil City.

Después dirigió a la Liga Universitaria de Porto Viejo, luego Mushuc Runa, un proyecto importante para el DT porque fue el primer club indígena en incursionar en la Liga y logró ascender al equipo a primera división. El fútbol ecuatoriano le permitió pasar a Chile, donde dirigió a Unión San Felipe, equipo de la primera B de ese país, con el que fue subcampeón. Luego pasó al Cobreloa, elenco en el que permaneció un año y medio.

Se convirtió en técnico del Huachipato. Contó en sus filas con el boliviano Carlos Lampe. Estuvo en tierra chilena por cuatro años. En 2018 llegó a Sport Boys, con la finalidad de abrir el mercado. Buscó hasta el final dar una identidad de juego al equipo de Warnes. Su juego y técnica fue una llamada de atención para los celestes paceños, quienes al final del torneo Clausura lo presentaron como técnico de Bolívar.

¿Fue jugador?

Arranqué obviamente en una familia muy futbolera. Mi padre fue árbitro de fútbol, mi mamá fanática, mi primer club de barrio que es Colegiales, que es un equipo que milita en la primera B. Hice inferiores e infantiles en River. Hubo un momento que una lesión me marcó la carrera, pero nunca tuve la duda que si no llegaba a ser lo que quería como futbolista iba a estar dentro de un campo de juego.

¿Cómo se preparó para ser director técnico?

En el momento que yo no pude terminar mi carrera como futbolista, decidí meterme al 100% en la profesión, que era ser director técnico. Hice todo lo que envuelve esta carrera y creo que uno tiene que capacitarse al 100%.

Yo hice capacitación de preparación física para entender las capacidades que se trabajan dentro de un equipo, en términos fisiológicos con un preparador físico, con kinesiólogo. Siempre traté de no estar ajeno de todo lo que pasa en el campo de juego. Me preparé a full para que ningún concepto quede afuera y cada vez entender más el juego, la profesión, lo que uno pretende. Llegar al futbolista fue una dedicación que tengo al máximo porque soy apasionado.

¿Y su familia...?

Mi papá, su nombre es Juan Carlos. Gracias a Dios están presentes tanto mi papá como mi mamá. Tengo dos hermanas mayores, una más apasionada que la otra en el fútbol. Mi vieja cuando yo jugaba, si no me salían bien las cosas era capaz de no darme de comer (ríe), de retarme. La primera crítica que yo tenía era mi vieja, cuando jugaba mal o cuando jugaba bien, obviamente siempre me apoyaba.

Tengo dos hijos y mi señora. Yo creo que en esta profesión si no te acompaña o no tienes una mujer que entienda esta carrera, ya sea como futbolista, es muy difícil encararla.

¿Cuál es su filosofía de vida?

Te lo podría resumir todo en pasión y ambición por llegar a los objetivos que uno pretende. Soy apasionado con lo que hago, no tengo horario, no tengo días. (Sonríe) siempre digo no copien mi ejemplo porque me voy a otro extremo, pierdo un partido y ya sabe mi familia que no me hablen, ese día si había una actividad saben que se suspende y ellos siguen con su vida, porque me cuesta perder un partido y salir de ese momento.
Vigevani (der.) a su arribo a la ciudad de La Paz.
Foto: Archivo / Página Siete

¿Cuál es la diferencia que encuentra con su labor entre Ecuador, Chile y Bolivia?

Le tengo que encontrar un mérito al grupo que hacemos (cuerpo técnico) el poder de adaptación en Chile, en Bolivia... No es que dijimos nos adaptamos al medio, el gran secreto fue adaptar el medio a nuestro trabajo. Eso tiene que ver con que el jugador tiene distintas idiosincrasias.

Ecuador es un fútbol muy intenso, la mayoría de los jugadores ecuatorianos son de raza negra. Entonces, el biotipo físico te da para otra exigencia, es un fútbol con roce exigente alto.

Chile es otro fútbol, más cerca del europeo. Al estar privatizado, todos los clubes pertenecen a sociedades anónimas, que tienen una misión. No es que el jugador o entrenador va a un club y hace lo que quiere. El jugador y el entrenador son empleados, o sea ellos invierten para vender, invierten en el jugador joven para venderlo. En Chile puedes mantener un proceso, el club que te contrata mantiene el proceso, quizá dos cambios de entrenadores, pero en el partido 14 o 15 y no a la tercera, no existe, es imposible. En Bolivia estoy tratando de promover eso, cuando hablo con los periodistas, con otros entrenadores, llevar a ese cambio de mentalidad que falta.

¿Qué características cree que tiene el jugador boliviano y qué le falta?

Me encontré con un jugador boliviano que me sorprendió. Hay jugadores muy buenos técnicamente, creo que es donde tiene que poner el ojo Bolivia. El jugador boliviano puede ser de exportación, eso es importante, pero deben cambiar la mentalidad, que no sea sumiso al enfrentarse a otras potencias, que le empiece a perder el respeto, como pasó con Chile.

¿Qué cambiaría en el fútbol boliviano?

Lo primero que atacaría es el torneo local, ahí apuntaría todos los cañones y haría un calendario donde los equipos me puedan dar partidos bien competitivos. Programaría campeonatos de divisiones formativas juveniles por los menos tres categorías que sean serias, que empiecen los equipos a competir en febrero y acaben en diciembre. Sub-15, Sub-17 o Sub-20, apuntaría ahí al medio local, la Liga crece, crece el jugador boliviano, crece la Selección nacional.

¿Qué opina del arbitraje?

El arbitraje boliviano necesita formación, hay que exigir. La recomendación que daría es cómo tratamos de preparar a los árbitros. Los árbitros tienen una evaluación, si el árbitro es permanentemente evaluado y a través del partido puede ser suspendido una fecha, dos fechas como el jugador cuando ve la roja, empezará a exigir su rendimiento, y dirá “si rindo mal me quedo sin dirigir”. Dos partidos sin dirigir significarán económicamente un perjuicio.

¿Cómo dirige los partidos, sus transformaciones, su emoción?

(Sonríe) creo que igualmente no viste nada. Cuando entro a la cancha me olvido del mundo, no sé si hay 10.000 personas, 20.000 o dos, me meto ahí adentro y con la pasión pierdo horas. En el entrenamiento dirijo, es parte mío y a estas alturas no lo podré solucionar, eso es así. Yo siempre digo un equipo juega como entrena, un entrenador vive el fútbol como juega. Igual admiro a los tipos serenos pero yo soy muy apasionado y así vivo el entrenamiento y vivo un partido en la TV y así vivo.

¿Está conforme con lo que hace Bolívar?

Veo al grupo en estos cuatro partidos, la verdad que superó mis expectativas. El miedo que tenía era que salimos de una pre-temporada sin partidos amistosos. Estaba la duda, si el equipo iba a engranar la idea, el paladar, cómo iba a asimilar el entrenamiento a la idea porque de eso se trata. Estoy con esa expectativa alta, salir y ya engranar en tres o cuatro partidos, pero no ganar porque tú puedes ganar, pero engranar. Engranar la idea es difícil porque generar una identidad al equipo lleva tiempo y acá ese tiempo se está acortando, estoy con el grupo con una confianza a ciegas.

¿Dónde apunta Vigevani?

Mi idea es salir campeón, ese es el logro. Yo quiero posicionar a Bolívar internacionalmente, sé que eso lleva un proceso, un tiempo, y logros para hacerlo. Uno para jugar una fase de grupos tiene que ser campeón, así que ya el objetivo es alto. Yo estoy muy cómodo acá, me siento como en casa como cuando iba a River. Me proyecto lograr esos objetivos, que eso lleva tiempo, resultados, pero yo no me proyecto a salir campeón e irme, mi mentalidad es quedarme si el club me lo permite. No me quita el sueño irme o volver al fútbol argentino. Este club tiene todo lo que uno necesita para lograr grandes cosas.
César Vigevani durante una práctica de Bolívar.
Foto: Archivo / Página Siete

El otro Vegevani

Sus ídolos César Vigevani es seguidor de sus colegas Maurizio Sarri, Pep Guardiola y Diego Simeone. Con éste compartió el curso de entrenadores.
Música Escucha rock desde los 12 años, su banda favorita es The Rolling Stones. También sigue al español Joaquín Sabina.
Libros Su lectura favorita es el método Pellegrini.
Comida boliviana El entrenador destacó la variedad de carnes y aseguró que no tienen nada que envidiar a Argentina.
La Paz Vigevani admira la cultura y la idiosincrasia paceña.

HOJA DE VIDA

Lugar y fecha de nacimiento En Argentina, el 30 de agosto de 1974.
Club Dirigió nueve clubes. Su presente es el club Bolívar.
Palmarés Ganó el campeonato Provincial Aso Guayas con River de Ecuador en la temporada 2008- 2009.
Libertadores Con Bolívar dirigió su primer certamen internacional.

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