Erwin Romero

Quien no lo vio jugar, no sabe lo que se perdió.

27/07/1957

El volante Erwin Romero tuvo una destacada actuación en Oriente Petrolero desde mediados del 70, ese desempeño le permitió ser fichado por Bolívar a principios del 80 y se caracterizó por una habilidad incomparable con el balón.

El volante fue un jugador capaz de definir partidos con excelentes habilitaciones a los atacantes o simplemente anotando goles de gran factura. Con un gran dominio de pelota, Romero hacía malabares frente a sus ocasionales marcadores. Era un endiablado de las gambetas y daba la impresión de que el balón nunca se desprendía de sus pies cuando lo llevaba.

Apodado El Maestro, porque su juego se asemejaba bastante al de Víctor Agustín Ugarte, Romero fue el hombre de sutil control de la pelota.

Opinión
Jaime Galarza / Periodista
En el Olimpo de los cracks, Erwin Romero ocupa un sitial privilegiado, qué duda cabe. Para mí, fue el mejor futbolista boliviano de fines de los 60 hasta la fecha.
Romero brilló en otro tiempo y en un fútbol distinto, con un reglamento permisivo, en el que los árbitros protegían poco o nada a los talentosos, y la camiseta número 10 era como un manto sagrado que lucían los que más sabían con la pelota y entendían mejor el juego.

Fue el mejor en una época en la que los sistemas tácticos contemplaban marcas personales, con un cancerbero que perseguía al ‘10’ por toda la cancha, y en la que las mañas, la fuerza y más de una patada alevosa, estaban permitidas. Empero, no se achicaba nunca ante los excesos de rivales impotentes frente a su destreza con la pelota, y terminaba imponiendo su juego de enganches y quiebres que lo hacían incontrolable.

Un jugador genial que combinaba habilidad, visión de juego, precisión, excelente remate, personalidad, potencia física y gol (hizo 134 en su etapa liguera).

Hoy no hay nadie que se le parezca. Es como si se hubiese roto el molde. Fue tan buen jugador, que cuando Diego Maradona sufrió una grave lesión en el tobillo, el poderoso Barcelona pensó en Chichi para reemplazarlo, pero Bolívar, en realidad su presidente-benefactor-mecenas, Mario Mercado, desechó la oferta.

Apareció en Destroyers, lo disfrutó Oriente, se consagró en Bolívar, lo admiraron en Quilmes de Argentina, paseó su veterana sapiencia en el Bucaramanga de Colombia y otros clubes bolivianos, y, por supuesto, fue durante muchos años un aporte fundamental a la selección nacional.

Grande, Chichi. Un verdadero maestro. Quien no lo vio jugar, no sabe lo que se perdió.


Con 7 clubes jugó 16 temporadas ligueras

Erwin Romero  jugó 16 temporadas en la Liga.

Sus equipos en el país fueron: Oriente Petrolero 1977/79, campeón en 1979. Bolívar 1981/84, campeón 1982/83. Real Santa Cruz 1985/86. Oriente otra vez en 1987/88. Blooming  1989. The Strongest 1990,  Orcobol 1991 y Wilstermann en el año 1992.

En 1980 salió del país, jugó una temporada en el plantel de Quilmes, en la Primera División de Argentina.

En la Liga consiguió entre 134 y 135 goles (hay alguna controversia sobre el número total).

Disputó 13  clásicos paceños: uno en The Strongest y 12 en Bolívar, y anotó seis goles para los académicos.

Participó en 36 partidos de la Copa Libertadores de América con Oriente, Bolívar, Blooming y The Strongest, y marcó cuatro goles en ese torneo.

Según Carlos Mesa Gisbert (La epopeya del fútbol boliviano), Romero disputó 49 partidos en la selección nacional y convirtió cinco goles.

Su debut se produjo en La Paz el 6 de febrero de 1977, ante Paraguay, por la Copa Paz del Chaco.

Logró su primer gol en 1983, en La Paz, ante Perú, por la Copa América.

El cierre de una brillante carrera. Disputó su último encuentro el 29 de enero de 1993, en Cochabamba, en un partido amistoso con Honduras.

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